METALLICA S&M2: Una obra del destino

Por Jorge Lagás / @cerebroatomico
Periodista y productor radial.

¿Creen en el destino? No importa la respuesta, porque acá estamos para hablar de que el nuevo disco, DVD y Blu-ray sinfónico de Metallica es una obra del destino. Y además de eso, un trabajo que impresiona y emociona por su espectacularidad y por hacer justicia a las intenciones que la banda tuvo inicialmente hace 20 años. Y hay que decirlo, en ese entonces no le salió muy bien. Pero ahora, y podemos decirlo felizmente, sí.

Antes de entrar a ese detalle, pongamos un poco de contexto en los acontecimientos en que, como diría Salfate, todo calzó. Sucede que en San Francisco, la ciudad de Metallica (en realidad se formaron en Los Angeles, pero fue en San Francisco donde se instalaron y vivieron las partes más importantes de su carrera), hace rato querían hacer un recinto que estuviera a la altura de lo que necesitaban para eventos deportivos y artísticos. Finalmente lo concretaron el año pasado, con el flamante y nuevo Chase Center, un arena espectacular donde ahora hacen de local los Golden State Warriors para sus partidos de la NBA. Y para inaugurarlo, aunque podrían haber llamado a los Village People (autores del hit “San Francisco”), en realidad telefonearon a Metallica y les ofrecieron hacer el show de inauguración del lugar.

Lars Ulrich y sus compañeros no solamente aceptaron encantados, sino además se dieron cuenta que justo iba a coincidir con las dos décadas de cuando hicieron el primer “S&M” en 1999, que también tenía un carácter muy identificado con la ciudad, al ser grabado con la Orquesta Sinfónica de ahí y por ser realizado en su mismo suelo.

La ocasión era perfecta así que decidieron convertirla en la secuela. No se quebraron la cabeza buscando un título y le pusieron simplemente “S&M2”. Las fechas elegidas fueron el 6 y 8 de septiembre de 2019 y el anuncio realizado unos meses antes fue como una bomba global que terminó convocando a gente de más de 70 países. Chile incluido. Varios compatriotas estuvieron ahí representándonos con banderas y la simpatía criolla que nos caracteriza.

En lo artístico, tuvieron que enfrentar un primer obstáculo: el director de la Sinfónica en “S&M”, el gran Michael Kamen (que en su carrera trabajó también con Pink Floyd, Queen, Aerosmith, Queensrÿche, Rush, Def Leppard, Guns n’ Roses y una eterna lista) ya se encuentra fallecido. Así que en su lugar, la dirección fue asumida por Edwin Outwater y Michael Tilson Thomas.

Y aquí entramos en las comparaciones odiosas, pero necesarias: el primer “S&M” pareció un pegoteo muy forzado de un cuarteto de rock (o metal, lo que quieran) con una orquesta detrás, pero sin lograr la fusión entre los dos mundos esperada por todos. No es culpa de Michael Kamen, que en paz descanse. Él era un gran profesional, pero algo pasó, por diferentes factores, que no cuajó la fórmula. Ahora sí podemos hablar de rock/metal con un carácter sinfónico, una obra colaborativa con todas las de la ley.

Arranca con la intro “The ecstasy of gold”, de Ennio Morricone, que suena más imponente que nunca y es inevitable tomarla como un homenaje al recientemente fallecido maestro italiano. Aunque en el momento del show todavía estaba vivo. Las siguientes, “The call of Ktulu” y “For whom the bell tolls”, dejan en claro que acá estamos ante arreglos actualizados y de resultados escalofriantes. No son las únicas que lo demuestran: también las nuevas versiones de “Master of puppets” y “One”, por nombrar algunas, son de los puntos altos. Y en el caso del material post 90’s, que por ahí suele tener reacciones encontradas, suena mejor que en estudio.

Una de las muestras más fehacientes de esta lograda fusión de mundos entre lo rockero y lo sinfónico es el segmento en que tocan material de los compositores rusos Sergei Prokofiev y Alexander Molosov. Es decir, Metallica no fue solamente a ponerle arreglos ajenos a sus canciones, sino que se metieron con las dos patas hasta el fondo en este proyecto sinfónico y demostraron la universalidad que hay entre los distintos géneros musicales. Como ejercicio a la inversa, tocaron “(Anesthesia) – Pulling teeth” con el chelista Scott Pingel, homenajeando a Cliff Burton, para quedar boquiabierto.

La unión de rock y orquestas sinfónicas tiene varios ejemplos a lo largo de la historia, desde The Moody Blues con su “Days of future passed” y Deep Purple con su “Concerto for group and orchestra” en los 60; pasando por las obras de Rick Wakeman y Emerson, Lake & Palmer en los 70; y ya en los 2000, con monstruos como Scorpions y Kiss teniendo sus propias experiencias al respecto. Este “S&M2” se inscribe entre lo más logrado en ese sentido.

Tal vez fue una obra del destino que se pudieran reivindicar en ese plano 20 años después del primer intento. O que algo tan alucinante salga justo ahora que no podemos disfrutar de conciertos en persona. O que el rock, después de incontables veces que lo han dado por muerto, vuelva al #1 de las listas con esta entrega, incluso desplazando a fenómenos pop que en los últimos años han tenido monopolizadas esas áreas. Como sea, no dejen pasar la oportunidad de volver a impresionarse al ver cómo se siguen expandiendo fronteras que parecían agotadas. Vayan por la versión audiovisual, la ponen en su mejor pantalla, con volumen a todo chancho, se acompañan de un bebestible y tendrán uno de los mejores panoramas para estos períodos de confinamiento.

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