Los álbumes perdidos de Bruce Springsteen definen una obra inconmensurable

El boxset Tracks II: The Lost Albums ofrece 83 canciones (de las cuales 74 son inéditas), y varios discos completos que “El Jefe” decidió no publicar en su momento por diversas razones, revelando una obra que, en muchos momentos, está a la altura de sus mejores composiciones.

Por Felipe Ramos Hajna

@feliperamosh

Para cuando Streets of Philadelphia ganó el Oscar a la Mejor Canción Original en 1994, la carrera de Bruce Springsteen pasaba por una suerte de crisis de mediana edad. Diez años antes había vendido 18 millones de discos con Born in the U.S.A., alcanzando un nivel de fama solo comparable con megaestrellas de ese momento como Prince, Michael Jackson o Madonna. Sin embargo, el hijo pródigo de Nueva Jersey no tenía la voracidad por el estrellato que sí tenían sus colegas, y tras una de las giras más grandes de todos los tiempos, decidió primero bajar la intensidad de sus discos, luego achicar sus presentaciones en vivo y, por último, disolver su banda, la archiconocida E Street Band.

Aunque Streets of Philadelphia haya sido una resurrección, Springsteen decidió no sacar el álbum que nació de esa sesión, sino que, quizás orientado por un fin más comercial, prefirió llamar de regreso a su grupo para grabar una sesión que terminaría entrando en su disco de Grandes Éxitos, el que fue sucedido por el notable The Ghost of Tom Joad, álbum con el que retomaría su lugar como uno de los cantautores populares más importantes que ha dado la música desde la invención del rock and roll.

Fue así como tuvieron que pasar más de 35 años para que los fans pudiesen escuchar el material nacido en esas sesiones, en que la voz y guitarra de Springsteen se acompaña de bases electrónicas y rítmicas similares a las usadas en el hip-hop de comienzos de los 90. The SOF Sessions es el segundo disco de Tracks II: The Lost Albums, una impresionante caja que incluye siete álbumes nunca antes editados por el artista de 76 años, que sigue tan vigente como nunca.

De acuerdo al propio “Boss”, muchos de estos discos no salieron en su momento porque creía que sus fans no estaban preparados para escucharlos. Sin embargo, cabe pensar que, dadas las libertades estilísticas que se dio, era él quien temía no ser entendido, algo que queda inmediatamente olvidado al escuchar el nivel de las canciones presentes, sobre todo en The SOF Sessions y sus discos acompañantes La Garage Sessions ’83, en donde pasa del rock de protesta que pulió entre Nebraska y Born in the U.S.A. —dos de sus obras imperdibles—; pasando por Twilight Hours, en donde se transforma, a los 70 años de edad, en un crooner del Viejo Oeste en grabaciones que quedaron del excelente Western Stars; para llegar a Inyo, disco basado en poesía mexicana y sostenido por vientos mariachi que lo llevan una vez más a la frontera con México, lugar donde ya habitó con The Ghost of Tom Joad y Devils and Dust.

Como bien su nombre lo dice, Tracks II: The Lost Albums es el sucesor de Tracks, caja de cuatro discos compactos editada en 1998 con grabaciones inéditas y lados B de su carrera entre 1973 y comienzos de los 90, que está entre lo mejor que ha publicado. Sin embargo, dicha antología reunía canciones sueltas grabadas por Springsteen, mientras que Tracks II son varios discos completos que muestran momentos claves de los últimos 35 años del nacido en Freehold y que hiciese sus armas entre bares de la costa y los pantanos de Jersey. Y eso no es todo, porque a las 83 nuevas canciones habrá que sumarle un próximo Tracks III y un nuevo disco solista, todo mientras realiza una gira por Europa que está completamente agotada, ataca las medidas económicas y de inmigración de Donald Trump y se prepara para transformarse en una figura cinematográfica con la salida de Deliver Me from Nowhere, película sobre la grabación de Nebraska y que estará protagonizada por Jeremy Allen White (El Oso) en el papel del mismo “Jefe”.

Dentro de los siete discos que componen el boxset, está Faithless, banda sonora para una película que nunca se hizo, compuesta en pocos días durante un viaje familiar a Florida y que, si bien puede ser la música menos elaborada que haya grabado en su vida, posee quizás una de sus mejores canciones de amor con God Sent You?. También ahí aparece su interpretación más gutural, que recuerda a Tom Waits, con All God’s Children, pieza que agrega peso cultural a su catálogo del siglo XXI junto a las plegarias de The Rising, las historias humanas de Devils and Dust y las sesiones de improvisación folclórica de We Shall Overcome: The Seeger Sessions.

Otro punto para deleitarse es La Garage Sessions ’83, en plena fase imperial de Springsteen, que revela una vulnerabilidad que pocos artistas de su calibre han estado dispuestos a mostrar. Uniendo su amor por el minimalismo y su reciente atracción por los sintetizadores, poder escuchar estas grabaciones de manera oficial solo reafirma el estatus mitológico que tenían entre sus fans. En este contexto aparecen canciones como Follow That Dream, Sugarland, Unsatisfied Heart, que pudieron perfectamente transformarse en clásicos, mientras que experimentos como The Klansman y One Love muestran sus primeros pasos fuera de la E Street Band. Mientras, en Somewhere North of Nashville, Springsteen presenta un álbum de canciones country grabado en 1995, en el que también coquetea con el rockabilly en Repo Man, Detail Man y Delivery Man.

Tracks II es una obra que va más allá de lo pensado. No son solo canciones que estuvieron escondidas en un cofre: es una puerta a la vida de Bruce Springsteen, quien, como un cuasi eterno recluso, decide mostrar quién ha sido por primera vez. Por mucho que se presente frente a 70 mil personas y haya vendido decenas de millones de discos, sigue siendo el hombre que vive en una granja no muy lejos de la casita pobre en que nació.

Junto con el boxset Tracks II se puede encontrar, en doble vinilo y doble CD, Lost and Found, el que contiene una colección de 20 canciones que aparecen en la caja.