Querida Pampa, atardecer de mil colores.

Por Rafaella Fornazzari /@rafafornazzari
Periodista, Jefa de Comunicaciones.

Mis raíces son norte, son pampa, donde el océano pacífico se junta con el desierto, donde las estrellas iluminan la noche y las noctilucas acompañan el baile de las olas.

Donde la Saya y el trote van antes que la cueca, y donde el sol realmente quema.

Mi norte es playa en invierno y días eternos de verano, es historia de ferrocarriles, del apogeo y caída del salitre, de la Reina del Tamarugal y de la Mano del Desierto,

Si vamos a hablar de mi norte, ese norte es Illapu.

Oriundos de Antofagasta, Illapu, que en quechua significa rayo, es una de las agrupaciones más longevas de nuestro país y que hasta hoy sigue presentándose y continúan celebrando como banda.

El 17 de septiembre de 1988 regresan al país, y no hace mucho celebraron los 30 años de ese hito, luego de haber estado exiliados unos cuantos en México y Francia.

Escuchar Illapu es escuchar historia, es preservar nuestra cultura musical y dejar el centralismo, es viajar por el Desierto de Atacama a través de tambores, cajas y quenas.  

Son contestatarios y van de frente, llaman la atención a instituciones y son capaces de alzar la voz frente a las autoridades. Tocan temas que no son de todos los días, como Sincero Positivo de 1995, canción que se hizo para hablar y concientizar sobre la transmisión del VIH en nuestro país, un himno a que el amor no reconoce género y, además, se convirtió en un llamado de atención a la iglesia católica que según Roberto Márquez en vez de respaldar y ayudar sigue poniendo piedritas en el camino. 

Illapu son los inolvidables tonos altos de Eric Maluenda que siguen acompañando a la agrupación desde el cielo junto a Pato Valdivia, Illapu son los Márquez, son percusiones, vientos, teclados y quenas, charangos y un mix de voces de todos sus integrantes. 

Los que somos del Norte Grande y hemos partido de la hermosa ciudad, llevamos impregnados los versos de “Primer Sueño de Amor”

Perla del Norte sobre tus cerros voy cantando
Me hundo en la arena, en la humedad de tus playas

Y cuando me vaya, tu cariño he de llevarme
Tal vez mañana regresaré para quedarme,
Tal vez mañana regresaré para quedarme…

Varios son los discos que tienen en su colección, destacando “Música Andina”, su primer trabajo discográfico de 1972, su álbum en vivo al regreso de su exilio “Parque La Bandera” de 1988, y cómo no nombrar “Vuelvo Amor… Vuelvo Vida” de donde se desprende su himno reconocido internacionalmente “Vuelvo para Vivir”. Una canción atemporal, que sigue sonando fuerte en el Chile de hoy. Bajo el rostro nuevo de cemento, vive el mismo pueblo de hace tiempo. Esperando siguen los hambrientos, más justicia, menos monumentos.

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